Club de Lectura de Novela Negra del IES Mirasierra

jueves, 8 de diciembre de 2022

 Las lecturas de nuestro club, V. La filosofía del chi kung: No hay dolor.

    Un sangriento asesinato, con decapitación incluida, en medio de un aguacero que lleva cayendo desde hace varios días en Barcelona, abre Sociedad negra, obra de uno de los clásicos de nuestra novela negra, Andreu Martín. La quinta lectura de nuestro club nos adentra en el mundo de las tríadas y su creciente poder en nuestra sociedad. Con una puesta en escena que parece deudora de películas como Black rain, por la lluvia y el mundo de las mafias orientales, sin olvidar otras películas donde la lluvia constante inunda la pantalla como Seven o Blade runner, Andreu Martín, decano de la novela negra en nuestro país, nos sumerge en una estructura deliberadamente laberíntica para que construyamos el rompecabezas que constituye para la policía unos crímenes aparentemente inconexos y un robo en unos almacenes chinos, este perpetrado por tres derrotados y perdedores de la sociedad.

    La cuidada estructura en la que abundan los continuos flashbacks y flashforwards, nos transmite la misma sensación de confusión y desorientación que a la policía, aunque dentro de ella, el veterano inspector Cañas, uno de los protagonistas, sospecha que detrás de todo ello, se encuentra el mundo de las tríadas, mundo que investigó meses antes y cuyo informe se quedó archivado como tantas otras investigaciones que no interesa sacar a la luz. En ese sentido, Andreu Martín, no se limita a contar únicamente una historia de perdedores, sino que a la vez, construye un relato social en donde las corruptelas en el seno de la policía, la rivalidad de competencias y atribuciones entre la policía nacional y la autonómica o el enriquecimiento de desaprensivos intermediarios españoles, que trabajan para distintas mafias, están a la orden del día.

    Aunque al final, el inspector Cañas, después de una serie de humillaciones, entre las que se encuentra su fracaso como padre, de forma un tanto azarosa, dé con la solución, dicte justicia a su manera y reconstruya de una manera más o menos satisfactoria el puzzle de muertes aparentemente inconexas que han ocurrido en pocos días en la ciudad, relacionadas con la tríadas y sus conexiones con las maras latinas, es Liang, un joven mestizo, ni español, ni chino, el que maneja los hilos del caso, verdadero protagonista de la novela. Joven doblemente marginado y rechazado por unos y por otros, inteligente y calculador, es el que desde el principio maneja todos los hilos del atraco que perpetra sobre un bazar chino, tapadera de las tríadas, y que desencadena sin pretenderlo todas las muertes que nos estallan como un puñetazo al principio de la novela. La inteligencia de Liang, chocará no ya con el hermetismo y peligrosidad de las tríadas, sino con las circunstancias que rodean a sus compañeros de atraco y sus propios puntos débiles (su devoción por su madre, su rechazo a su padre), y que al final se volverán en contra de él mismo y de su "atraco perfecto".

    Liang, con un constante tono irónico y dsengañado, nos va mostrando cómo urde el plan, cómo lo ejecutan, sus dificultades para salir airosos, sus maniobras para salir indemne cuando se ve cada vez más rodeado... Pero, al final, sus errores a la hora de escoger a sus compañeros de delito, como es el caso del inestable Pardales, una verdadera bomba de relojería andante, y todas sus propias circunstancias que no puede controlar, a pesar de creerlo, son los que le llevarán al fracaso, no por previsto, menos desolador, pues al final, simpatizamos con Liang y deseamos que salga triunfante del embrollo en el que se ha metido.

    Su voz narradora, siempre llena de ironía y fina crítica contra todo lo que le rodea y le hace ser un paria, se adereza con imágenes que parecen sacadas del mundo del cine (la madama vestida con un vestido sugerente de seda, el mundo de los garitos de juego chinos en la trastienda de sus tiendas, el mundo oscuro y cerrado de esas mafias, o la colegiala hija de los dueños del bazar que se revela al final como la fría y vengativa heredera de ese mundo, con castigos más propios de nuestro imaginario del celuloide). Sin embargo, con esa misma ironía, todo ese mundo se desmorona cuando el propio Liang, claudicando ante lo que se le viene encima, reconoce que en el mundo real cuando los rivales atacan, no lo hacen como en las cintas de kun-fú, de uno en uno, sino que lo hacen todos a la vez.

    En definitiva, una ágil y entretenida novela, que no olvida en ningún momento sus aceradas críticas contra el sistema y contra la sociedad que margina a los que menos tienen.  

    

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